A la hora de mantener como el primer día la pantalla de tu Mac, lo primero que debes hacer es pararte a pensar qué Mac es el que tienes y dónde están los puntos más críticos del mismo. La mayoría de las veces esos puntos se concentran en la pantalla del equipo y en las posibles ranuras por donde podrían entrar suciedad y líquidos.
Hoy me propongo compartir contigo la forma en que yo, personalmente he limpiado las pantallas de mis ordenadores Mac, tanto portátiles como sobremesa desde que entré a formar parte de esta gran familia, los fanboys de Apple.
Si hay una cosas que es sacrilegio total es tener un ordenador de la marca más famosa del mercado, con un diseño rompedor y tenerlo sucio y mal cuidado. Soy de los que piensa que cuando algo se compra, si verdaderamente te duele el dinero que gastas, cuídalo como si fuera parte de ti. Ya se que no hay que llegar a tales extremos, pero en mi caso, que no es nada fácil tener estos equipos, prefiero cuidarlos y mucho.
Como os he comentado, el punto más crítico es el mantenimiento de la pantalla. Hay que diferenciar si estamos ante una pantalla que viene protegida con un cristal extra delante del panel propiamente dicho o no. En el caso de los MacBook Pro que están ya por desaparecer, poseen la pantalla detrás de un cristal, al igual que ocurre con las pantallas de los iMac. Sin embargo, los MacBook Air, tienen la pantalla al descubierto sin protección alguna.
En ambos casos mi procedimiento de limpieza es el mismo, pero en el caso de las delicadas pantallas de los MacBook Air, debes ser muy cuidadoso y no apretar mucho porque podrías estropearla.
- Coge un paño de microfibras y lo humedeces un poco con limpiacristales que no tenga componentes raros. Los transparentes mejor.
- Una vez humedecido el trapo, procede a limpiar con movimiento suaves de un lado a otro de la pantalla para retirar el polvo y la suciedad.
- Después de retirar la suciedad y las partículas de polvo, verás que la pantalla se queda un poco húmeda. Ahora doblas el trapo y por la parte limpia comienzas a hacer movimientos circulares a lo largo y ancho de la misma, garantizando que se queda totalmente brillante y sin huellas.
- Una vez limpia la pantalla, humedeces de nuevo el trapo y repasas todas las teclas del teclado y el cuerpo del ordenador.
Parece una bobada el proceso, pero tengo amigos que me han preguntado cómo consigo tener mis equipos tan relucientes. El secreto es, cuidarlos como si fueras tu.
