El futuro de la Ley de Moore ha quedado más claro el día de hoy, aunque no como esperábamos.

La llamada Ley de Moore es más bien un predicción, realizada por el co-fundador de Intel, Gordon Moore: cada dos años la cantidad de transistores en un circuito integrado se multiplicará por dos.

Suena simple, ¿verdad? En realidad es mucho más complicado, pero esa es la idea básica; y lo importante es que hasta la actualidad se ha cumplido (más o menos). ¿Es obligatorio seguir esta ley? Ni mucho menos, pero si los fabricantes de chips no la siguen pueden aparecer consecuencias indeseables.

Que la ley de Moore no se cumpla es un indicativo de que el desarrollo de chips se ha frenado; por una razón determinada, los fabricantes no son capaces de meter más transistores en la misma superficie, y por lo tanto los procesadores no mejoran, no son más rápidos y la economía alrededor de los chips de silicio se va al traste. Al menos, esa es la teoría.

Por eso los fabricantes hasta ahora se han asegurado de cumplir la ley lo máximo posible, usando el ITRS como guía. El ITRS es una hoja de ruta creada en colaboración con los principales fabricantes del mundo como guía para saber dónde invertir.

Es importante comprender esto al leer la noticia de que, según el ITRS, la reducción de tamaño de los transistores se frenará en el 2021. En sólo cinco años, la tecnología llegará al límite y los fabricantes no podrán reducir el tamaño de los transistores sin repercutir en costes demasiado elevados; dicho de manera sencilla, no merecerá la pena.

Los nuevos procesos de fabricación han permitido reducir el tamaño de los transistores para meter más de ellos en un chip, pero son tan complejos y caros que no es económicamente viable. Todo empezó en 2006 y los nodos de 65 nm, y desde entonces cada vez que se ha reducido el proceso de fabricación, los costes han ido en aumento.

Pero reducir el tamaño de los transistores es sólo una manera de cumplir la ley de Moore. El ITRS cree que las tres dimensiones son la solución, o más concretamente, poner transistores en capas.

No es algo nuevo, fabricantes como Samsung llevan años desarrollando chips de memoria en 3D con celdas situadas unas encima de otras, pero es un concepto novedoso en los procesadores.

Si se consigue controlar el calor generado por una estructura semejante, la industria podría aguantar unos años más hasta que tuviese que replantearse completamente la manera en la que fabrica chips.

Por lo tanto, la ley de Moore tiene fecha de caducidad, pero al mismo tiempo puede disfrutar de una segunda juventud si se juegan las cartas adecuadas.
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