Aunque exteriormente el Mac Mini parezca que no se haya renovado en absoluto, interiormente hemos visto cambios en su hardware con la integración de la nueva generación de procesadores Intel, una nueva RAM y otros pequeños cambios en la disposición de sus componentes.

Todo esto debería indicar un mejor rendimiento general del equipo respecto a su generación anterior como sería lo lógico, sin embargo esto no se cumple en su totalidad ya que si bien el rendimiento en un solo núcleo del procesador es mayor en comparación al anterior, el rendimiento general multi-núcleo ha bajado respecto a los Mac mini de últimos de 2012 con procesadores quad-core con arquitectura Ivy Bridge, ya que recordemos que estos nuevos Mac mini solo pueden incorporar procesadores de doble núcleo Haswell.

 

A diferencia del rendimiento en un solo core, el rendimiento multi-core se ha reducido significativamente. El modelo más potente en las configuraciones posibles del Mac Mini respecto de la versión de 2012, ha visto crecer su rendimiento en un 7%, pero por otro lado si comparamos el mejor dual-core del actual Mac mini con el quad-core i7 Ivy Bridge de los últimos de 2012, ha reducido su rendimiento en comparación, alrededor de un 70% a 80%.

Quizás esto tenga que ver con que los procesadores de doble nucleo Haswell utilizan por defecto un conector para asociar la placa base al procesador mientras que los procesadores de cuatro núcleos de la misma generación Haswell usan diferentes tomas. Esto haría que Apple tuviera que rediseñar y adaptar dos tipos distintos de placa base para los diferentes modelos de Mac mini, al contrario de lo que ha estado ocurriendo con anteriores generaciones donde toda la línea usaba la misma placa.

Esto se podría haber llevado a cabo, pero seguramente también habrían aumentado los costes de producción al tener dos líneas distintas con lo que el precio final ya no habría sido tan atractivo.

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