El robot capaz…

robot que puede andar boca abajo

Investigadores de la Universidad de Harvard han conseguido crear un pequeño robot que camina como las salamanquesas y otros reptiles, boca abajo. Aún más, gracias a su reducido tamaño, puede meterse en recovecos imposibles para cualquier otro robot.

Pero tal vez lo más sorprendente es para quién ha sido desarrollado: para Rolls-Royce. Aunque normalmente asociemos esta marca con coches de lujo, en realidad su mayor negocio está en los motores para aviones, un sector donde es el segundo mayor fabricante del mundo. Unos motores que son cada vez más complejos, y en los que el más mínimo fallo puede tener consecuencias desastrosas.

El robot que puede andar boca abajo

Por eso, la idea del fabricante británico es aprovechar las nuevas tecnologías para inspeccionar y arreglar sus motores desde dentro. El objetivo es no tener que desmontar un motor sólo para comprobar si le pasa algo; que las comprobaciones rutinarias se puedan hacer con microrobots que entren en el motor y lo revisen de manera autónoma. Para encontrar el mejor diseño, ha contactado con algunos de los mejores equipos de desarrollo. El HAMR-E es el proyecto salido de la Universidad de Harvard para cumplir con ese propósito.

Para este desafío, los investigadores se inspiraron en la naturaleza, concretamente en las salamanquesas y otros reptiles similares. El HAMR-E (Harvard Ambulatory Micro-Robot with Electroadhesion) tiene como gran ventaja sus patas, que como su nombre indica son capaces de pegarse a las superficies a voluntad con “electroadhesión”.

Las patas del robot en realidad son electrodos de cobre, por las que discurre una corriente eléctrica; de esta forma se genera una carga electroestática entre la base del pie y la superficie. Esta carga es lo suficientemente fuerte como para mantener el peso del robot cuando se mantiene boca abajo.

Sólo con activar y desactivar el campo eléctrico es posible levantar la pata y caminar por la superficie; en todo momento siempre hay tres patas en contacto con la superficie, mientras la cuarta se reposiciona para avanzar. Este movimiento se consigue gracias a un diseño especial de las uniones, inspirado en el origami.

Como el robot es del tamaño de un insecto, sería capaz de meterse en conductos como los de un motor. Pero aún tiene trabajo por delante; los investigadores ahora están pensando en cómo compensar el movimiento en caso de que se pierda una pata, para evitar que haya que abrir el motor buscando uno de estos pequeños robots.

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Fuente: omicrono